miércoles, 18 de julio de 2012

Informe preliminar sobre el peligro de escaparse de los niños con autismo



Muchos niños con autismo tienen tendencia a “escaparse”. Un niño es capaz de desaparecer de nuestra vista en apenas unos pocos segundos. Este hecho crea una gran angustia en los padres, pero si a este hecho le añadimos que el niño tiene un diagnostico de autismo, las cosas se agravan más aun.
Y parece una tendencia bastante habitual en niños con autismo, debido a este problema se inició una encuesta en los EE.UU. para evaluar la incidencia de perderse o vagar de forma no controlada por parte de los niños. Los primeros resultados de este informe preliminar han visto ya la luz y nos muestran que es una conducta más habitual de lo que a priori pudiéramos pensar. En el país del informe, ya se han dado varios casos con resultado de muerte, un hecho extremadamente trágico y que ha disparado muchas alarmas.
Algunas de las preguntas que esta encuesta pretendía descubrir eran:
¿Con qué frecuencia un niño tiende a perderse o escaparse?
¿Cuantas veces lo logran?
¿Bajo qué circunstancias?
¿Qué perfil de individuos con TEA tienen mayor riesgo de perderse?
¿Con qué edad?
¿Qué tipo de medidas hay que tomar para evitar estas conductas de vagabundeo?
Dado lo relevante de este problema el “Autism Research Institute”, la “Autism Science Foundation”, “Autism Speaks” y “Global Autism Collaboration” en colaboración con “Interactive Autism Network” (IAN), lanzaron una encuesta a nivel nacional para recabar datos y entender mejor este peligroso asunto y de esta forma poder diseñar sistemas para prevenir este tipo de actuación. En la actualidad ya disponemos de algunos resultados preliminares, esperamos que en breve podamos disponer de los datos definitivos.
Uno de los primeros aspectos que se pretendió definir era el concepto y contexto de fuga o vagabundeo del niño. Ya que es un aspecto crucial a la hora de intentar acotar este tipo de conducta. Muchos niños sencillamente echan a correr cuando están en lugares públicos, en una especie de huida hacia nadie sabe dónde. En otros casos, sencillamente vagabundean sin un rumbo a priori determinado. ¿Por qué lo hacen? ¿Se asustan? ¿Buscan algo determinado? ¿Cuantas personas con TEA presentan este tipo de conductas? Para desvelar algunas de estas y otras muchas preguntas se puso en marcha este estudio/encuesta. De momentos alrededor de 860 familias ya han rellenado los datos de la misma y disponemos de unos primeros datos, que aunque provisionales si dan pistas de la importancia de este preocupante tema.
Primeros resultados
En base a las respuestas ya recibidas queda patente que alrededor del 50% de los niños con TEA y una edad comprendida entre 4 y 10 años intentan “fugarse”. Este porcentaje es cuatro veces superior en comparación a los datos de los hermanos sin TEA de estos niños. Entre los 7 y los 10 años, casi el 30% de los niños con TEA han presentado conductas similares, ocho veces por encima de los datos de los hermanos no afectados. Y esto es muy preocupante, ya que según los datos que las familia han aportado, aproximadamente el 35% de los niños que presentan este tipo de conductas o no son verbales o no tienen una intención comunicativa, de forma que es muy difícil que puedan dar datos sobre su propio nombre, su dirección o cualquier otro dato que pueda dar pistas de su domicilio.

La tasa de fuga alcanza su punto más alto con una edad de aproximadamente cuatro años y va decreciendo hasta llegar a la adolescencia, donde esta tasa nuevamente vuelve a incrementarse. La pregunta sería ¿los adolescentes con TEA se vuelven más inquietos y con más capacidad de escaparse? Esperaremos a disponer de más datos para poder responder a esta pregunta.
De los niños con TEA que se escaparon, aproximadamente el 50%, tuvieron una fuga muy corta y fueron descubiertos muy cerca, y sus padres no llegaron a temer por su seguridad. Sin embargo, en un 32 % de los casos, los padres acabaron llamando a la policía. Además, dos de cada tres informaron que sus hijos habían escapado por los pelos de un accidente de tráfico y un tercio informó que escaparon de milagro de morir ahogados.
Los motivos de estas huidas o fugas pueden tener muchos motivos, algunos de los barajados pueden estar relacionados con aburrimiento, un problema sensorial, ansiedad o pánico, … Entre otros datos los padres eligieron una serie de motivaciones que ellos consideraron las más importantes. Las cinco más relevantes fueron:
Sencillamente le gusta correr o explorar
Quiere ir a un lugar que le gusta (por ejemplo el parque)
Trata de escapar de una situación que le provoca ansiedad (Exigencias escolares)
Sencillamente busca uno de sus intereses preferidos (Por ejemplo, si le gustan los trenes se dirige a las vías del tren)
Intenta huir de una situación que le desborda sensorialmente (Como el ruido)

Otro de los datos obtenidos a raíz de la encuesta es el referido al estado de ánimo del niño fugado. Casi todos los padres coincidieron al decir que el niño parecía estar contento durante su escapada, mientras que muy pocos padres dijeron que se encontraba triste o con un estado de ansiedad.

Ante la pregunta de si existía algún patrón estacional que motivase las fugas, sólo un 25% dijo que estas fugas se producían con más frecuencia en verano, mientras que para el 67 % no había relación estacional con las fugas.

Muchos niños con TEA presentan comportamientos inadecuados, como auto-agresiones, agresividad, frustraciones o inflexibilidad. EL 57% de los padres dijeron que la mayor cantidad de fugas se daba relacionada con algunas de las conductas impropias. A su vez, el stress causado por el riesgo de fuga provocaba problemas de sueño en el 40% de los padres, que pensaban que el niño podía escaparse por la noche, mientras que el 62% de las familias restringían sus actividades fuera del hogar para prevenir el riesgo de fuga, con el consiguiente aislamiento social de la familia.

A pesar de la gravedad y peligrosidad de estas conductas, el 51% de los padres nunca recibió ningún tipo de asesoramiento u orientación sobre este tipo de comportamientos. Un 14 % de los padres recibió este asesoramiento por un pediatra y un 19% por parte de un profesional de salud mental.
Estos resultados preliminares nos alertan de que los peligros de que un niño con TEA se escape son bastante altos, y que aproximadamente la mitad de las familias han informado de algún tipo de fuga de sus hijos, y dadas las características de estos niños y su corta edad, el riesgo al que se exponen es muy elevado, generando en las familias una tensión añadida y aumentando su aislamiento social por el miedo a que el niño se escape.


Esta informacion fue sacada de la pag Autismo Diario lo cual tiene esta informacion y muchas mas,en mi pag tengo el logo donde uctedes le dan al logo y pueden entrar a la pagina oficial.

Peligros que Corren los Niños con Necesidades Especiales



Abusos sexuales a niños con autismo y cómo detectarlos


Los abusos sexuales son una práctica que atenta contra la dignidad del niño, su integridad física y psicológica a todos los niveles, pero desgraciadamente este atentado suele ser difícil de detectar. En los últimos tiempos los medios de comunicación han llenado grandes espacios dando cobertura a los ya famosos casos de pederastia por parte de miembros de la iglesia. Otros casos de abusos sexuales a niños y niñas salen de forma periódica en los medios. Detectar los abusos sexuales es algo complejo, de hecho, la mayoría de estos actos delictivos salen a la luz muchos años después de haber sucedido, generalmente cuando las víctimas llegan a la edad adulta.
Pero si detectar los abusos sexuales en niños es difícil, si estos tienen Autismo se vuelve más complicado. Hay que partir de la premisa de que el pederasta suele ver al niño como un “objeto”, el cual usará para su satisfacción sexual. Las conductas de los niños con autismo pueden aumentar esta percepción de niño “objeto” y hacerlos más atractivos al abuso. A su vez, sus problemas de comunicación otorgan cierto halo de impunidad, quien no habla, no cuenta. Pero a su vez, sus propias conductas podrán ocultar los signos del abuso, e incluso del maltrato (el aspecto del maltrato físico lo abordaremos de forma específica en un artículo específico). Detectar abusos sexuales en niños con autismo es una tarea muy difícil, a su vez, la propia complejidad del trastorno también nos complica las cosas, ya que las manifestaciones conductuales del abuso nos serán muy difíciles de detectar.
Para complicar más aun las cosas nos enfrentamos a diversos tipos de signos a detectar en función del perfil del niño: Casos de niños o niñas sin lenguaje y una baja calidad comunicativa; Niños o niñas con capacidad de comunicación pero con un lenguaje poco funcional o con baja calidad pragmática; Niños o niñas con Asperger o Autismo de Alto Funcionamiento con problemas de sociabilidad. En cada caso, las posibles señales variaran de forma sustancial, complicando aun más el poder definir pautas de detección.
A su vez tendremos diversos perfiles de abusadores: Alrededor del 90% son varones; Entre el 20 y el 30% de los abusos sexuales son cometidos por otros menores; Personal contratado para atender las necesidades personales; Chóferes de autobús escolar; Terapeutas; Asistentes deportivos; Familiares (Un gran porcentaje de abusos a niños es llevado a cabo por familiares cercanos). Las familias de los niños con autismo por sus necesidades, suelen contratar a terceros para servir de apoyo, pidan referencias lo más extensas posibles y compruébenlas TODAS. A su vez, el abusador estudiará con detenimiento y realizará diversas intentonas previas para evaluar la facilidad o dificultad de llevar a cabo el abuso con el niño. Un niño consciente de qué es correcto y qué no, presentará una conducta de rechazo ante el intento y por norma general será descartado como “objetivo” por el pederasta. Los niños y niñas con una discapacidad intelectual son especialmente atractivos para los pederastas, es por eso fundamental que estos niños y niñas sean educados en una correcta sexualidad.
Nos encontraremos con dos tipos principales de abuso: El esporádico y el continuado. Y cada uno de estos tipos de abuso tiene un marco diferente, aunque las mismas terribles consecuencias.
Abuso Sexual Esporádico:
El pederasta detecta a una víctima vulnerable, en este caso un niño o niña no verbal, con conductas estereotipadas, problemas comunicativos serios,…, por tanto el agresor se siente tranquilo, ya que va a ser difícil que el niño o niña diga nada. O peor, que nadie detecte nada, ya que detectar los problemas puede ser algo tan sutil que pase desapercibido. En este caso la agresión se basa en el principio de oportunidad. Es decir, el agresor está a solas con su “víctima” en un lugar “seguro” y “tranquilo”. Con lo cual será una agresión en el más amplio y literal sentido de la palabra. Si la agresión se limita a tocamientos, manoseos, intención de sexo oral, masturbación,… Descubrirlo va a ser complejo, y deberemos detectarlo en un período lo más corto posible. Ya que el que sea un abuso esporádico no significa que no se pueda repetir. Atentos pues a las señales de rechazo del niño hacia esa persona. Confiemos en el niño, si no quiere estar con alguien, por algo será.
En casos de penetración, sea esta vaginal o anal el shock, como es evidente va a ser mucho más brutal, atentos a las señales físicas, Enrojecimientos, sangrados, marcas,.., en sus partes íntimas son un claro indicador. Tengan por seguro que el niño ese día va a darnos muestras más que evidentes de que algo le ha sucedido. Sepan interpretar las señales.
Abuso Sexual Continuado:
En este caso el pederasta se tomará su tiempo, irá poco a poco pero con una clara intención. Suelen darse en el ambiente familiar, o en el entorno cercano al niño, colegios, centros de terapia,… El primer paso será ganar la confianza del niño o niña, los primeros tocamientos y manoseos se darán en el vestuario, el baño, la habitación. Pueden usar la excusa de vestir y desvestir al niño, de bañarlo, de llevarlo al baño, acostarlo,… (Por eso es tan importante que el niño adquiera las habilidades de autonomía personal, si sabe desenvolverse de forma autónoma el hecho de que alguien quiera ayudarlo ha hacer algo que sabe hacer solo debe levantar nuestras sospechas)
También (y aunque les parezca increíble) entre las personas que trabajan prestando asistencia, voluntariado,…, suelen introducirse los pederastas. Diferentes estudios consultados sobre abusos y discapacidad nos advierten que en el 50% de los abusos había envueltos pederastas que trabajaban como voluntarios o terapeutas, profesores,…. En muchos casos son descubiertos por sus propios compañeros, denunciados y puestos a disposición policial. Pero el daño ya está hecho. Nuevamente estén muy atentos a las señales.
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Pensilvania en el año 2004 sobre 156 niños con autismo, llegaron a las siguientes conclusiones: El 18,5% de los niños con autismo habían sufrido abusos físicos y el 16,6% habían sufrido abusos sexuales; Según el citado estudio, se estima que el riesgo de sufrir un abuso sexual en la infancia se multiplica por tres en el caso de las personas con autismo. Un estudio realizado en Nebraska sobre más de 50.000 personas con discapacidad intelectual, detectó que un niño con algún tipo de discapacidad intelectual tenía cuatro veces más probabilidades de ser víctima de abusos sexuales que un niño sin discapacidad (Sullivan y Knutson, 2000). En una encuesta realizada en el 2006 -por la Autism Society- sobre 1.500 personas con autismo y sus familias (o cuidadores) el 35% dijeron habían sido víctimas de un acto delictivo, el 38% reportaron haber experimentado abuso físico, el 32% reportó maltrato emocional, y el 13% denunciaron haber sufrido abuso sexual.
Aunque todos estos datos son extremadamente preocupantes, son estimados, ya que a día de hoy no se sabe con exactitud el alcance real, y a medida que se investiga más las cifras sencillamente aumentan. Detectar los abusos sexuales en personas con autismo ha sido algo poco estudiado hasta la fecha, y apenas hay estudios de calidad sobre este tema. En casi todos los casos documentados, ha sido la familia quien ha percibido cambios sutiles en la conducta, o marcas físicas que han levantado la sospecha. Aún y así, llevar estos casos a un tribunal ha sido en muchos casos ¡increíblemente difícil! para muchas familias.
Una de las grandes problemáticas existentes en los casos de abuso sexual en niños con autismo son las señales. Detectarlas es muy difícil en casos de niños que no son verbales, o que tienen bajas capacidades de comunicación. A su vez, niños que tienen hiperactividad asociada y dadas sus conductas harán que detectar estos signos sea muy difícil. Caso aparte son los niños y niñas con Asperger o AAF, ya que a pesar de tener capacidades verbales, sus problemas sociales pueden enmascarar esta problemática, e incluso, hacen que los pederastas usen esta problemática en las relaciones sociales, o los problemas para el establecimiento de amistadas como una vía para conseguir el “consentimiento” del niño o niña para tener unas relaciones sexuales impropias. A su vez, el pederasta estudiará la relación paterno-filial, para evaluar la calidad atencional de los padres hacia sus hijos. Es decir, unos padres que conocen a sus hijos a la perfección, detectarán hasta el más mínimo signo de cambio y se pondrán en alerta. Padres algo más pasivos achacarán estos cambios al trastorno del niño.
Algunos de los signos relacionados a los casos de abuso sexual están relacionados con una alteración en la conducta, falta de concentración, problemas de aprendizaje, pasividad o docilidad,…, conductas todas ellas bastante habituales en los niños y niñas con TEA y que hace mucho más difícil detectarlas. No obstante disponemos de una larga serie de indicadores que nos pueden alertar sobre posibles abusos a nuestros hijos con Autismo:
  • Cambios repentinos de conducta: explosiones de furia; depresión; aumento de la ansiedad
  • Aumento o aparición de autoagresiones
  • Aumento de las conductas desafiantes y/o berrinches continuados
  • Aumento o reaparición de estereotipias
  • Aparición de una docilidad extraña. Por ejemplo, si a la hora de bañarse el niño presentaba ciertas reticencias y de golpe actúa de forma sumisa, como si hubiese sido entrenado para ello.
  • Mayor nivel de aislamiento
  • Problemas al caminar o al sentarse
  • Extrañas actitudes ligadas a la masturbación, o un tocamiento inusual de sus genitales, o un aumento de conductas sexuales
  • Problemas repentinos en el control de esfínteres, estreñimiento, miedo repentino a ir al baño
  • Conductas regresivas (Como volver a hacerse pipí en la cama, actuar como bebés, chuparse el dedo,…)
  • Problemas de sueño, pesadillas frecuentes y terrores nocturnos
  • Miedo a quedarse solos o a quedarse solos con algunas personas
  • No querer ir al colegio, o a la piscina, o a alguna de las actividades habituales
  • Ropa interior con una presencia anormal de manchas de heces, sangre u orina
  • Infecciones de orina (Sobre todo en niñas)
  • Secreciones anormales en ano o vagina
  • Dolor, enrojecimiento o sangre en el ano o los órganos genitales
  • Ataques de pánico y huidas repentinas asociadas (No confundir con la tendencia de los niños a escaparse)
En el caso de Asperger y AAF además de los anteriores podremos añadir:
  • Un interés desmesurado por determinada persona o actividad. Ya sea de forma positiva o negativa
  • Un interés repentino sobre aspecto sexuales que no son apropiadas para su edad
  • Dibujos con una clara evidencia sexual o sobre actos sexuales no apropiados a su edad
  • Secretismo
  • Un menor rendimiento escolar
  • Tendencias suicidas o un interés excesivo por temas relacionados con la muerte
Muchas de estas conductas también pueden aparecer en casos de abusos físicos y/o acoso escolar
También hay que remarcar que hay ciertas diferencias entre niñas y niños. Por ejemplo, las niñas presentan alteraciones graves de conducta repentina mucho más evidentes que los niños. A su vez, la incontinencia fecal y urinaria es muy significativa. Tienen autismo, pero no son idiotas, saben que al oler mal (llegan incluso a embadurnarse de caca) son poco atractivas. Hay diversos informes que hacen coincidir este cambio repentino en las conductas de las niñas coincidiendo con la llegada de una nueva pareja de la madre, o un tío que viene a vivir a casa o similar. Llegando las niñas a embadurnar su habitación con heces. Tal y como señala William Stillman, estas chicas son muy brillantes y creativas a la hora de decidir como alejar ese peligro y dar muestras más que evidentes de que algo está pasando.
En el caso de los chicos incluso pueden presentar conductas relacionadas con la sexualidad de forma súbita, frotamientos contra terceras personas, incluso sus propios padres, un aumento de los manoseos, masturbaciones, etc.
Algunas consideraciones importantes a tener en cuenta sobre las diferencias entre niños con y sin TEA ante los abusos
Los niños suelen callar los abusos por miedo a que sus padres los rechacen, dejen de quererlos, o incluso por las amenazas de que si dicen algo el pederasta le hará daño a su familia. En fin, la lista de técnicas usadas por los pederastas es tan larga como malvada. Sin embargo en niños con autismo este modelo no suele ser tan eficaz. El niño o niña con autismo no va a entender esos mensajes, ya que son bastante complejos y será difícil que los entienda adecuadamente. Pero como el niño tiene problemas de comunicación tampoco va a venir corriendo a contarnos nada. Por eso es tan importante saber detectar los cambios en su conducta (y no solo por abusos sexuales, también por abusos físicos). Incluso, el niño puede no ser realmente consciente de lo que le está pasando, pero evidentemente, en la práctica totalidad de los casos, lo que le pasa no le gusta como es lógico. Pero su forma de comunicar estos hechos puede pasar inadvertida. El procesamiento emocional de nuestros niños puede tener ciertas alteraciones, las cuales les van a complicar mucho más no solo la comprensión de lo que les pasa, además la forma de expresarlo.
Otro de los problemas es la facilidad para caer en el engaño. Sabemos que el autismo en muchos casos genera problemas a la hora de la interpretación del lenguaje corporal, o incluso de las emociones faciales, detectar una sonrisa forzada o falsa es fácil, pero no para un niño con esta problemática. Además, en casos de niños verbales, la capacidad de los mismos para saber explicar una serie de hechos puede resultar muy complicado. El establecimiento de un discurso ordenado en el espacio y el tiempo puede ser una tarea sencillamente imposible. La parte pragmática del lenguaje no tiene un desarrollo adecuado, por tanto, dar una explicación coherente va a ser tarea casi imposible. A su vez, si tenemos déficit de atención, el discurso será errático, diluido y mezclado con otras situaciones. En el caso de hiperactividad asociada, podremos advertir en el niño arranques y paradas nada habituales, como si su hiperactividad apareciese y desapareciese de golpe. Y si ya el discurso presenta muchas carencias, cuando el niño intente explicarnos lo sucedido, nos veremos en un batiburrillo de ideas desordenadas y prácticamente incomprensibles.
En los casos de AAF y Asperger, el pederasta usará también el modelo de “Amigo” para llegar a ganarse su confianza, de esta forma y habida cuenta de los problemas para tener amigos y de estos chicos y chicas, se ganará su atención rápidamente y la usará como forma de chantaje para perpetuar los abusos. A su vez, es posible que el pederasta potencie los miedos a aumentar el rechazo social, incluso en su propia familia si el niño dice algo. Cosas como “Si dices algo tu madre te odiará” pueden provocar un shock emocional brutal, de forma que no solo debe sufrir los abusos sexuales, además tiene la tremenda presión de que si su madre se entera la odiará. Con lo cual, el retraimiento y la tensión emocional que el provocará una situación de pánico sostenido puede conducir a estados ansiosos, depresivos a incluso con tendencias suicidas. Es vital reforzar la relación y prevenir que determinados hechos jamás van a suceder como que “mamá te querrá a pesar de todo”.
Previniendo el abuso sexualidad
Evidentemente la primera vía es saber no solo dónde está nuestro hijo en cada momento, si no con quien. Pero eso no siempre es garantía, a veces de quien menos te lo esperas te puede venir la sorpresa. Una de las mejores formas de prevenir que este tipo de abusos se sucedan es educar a nuestro hijo en esa línea. Enseñarle qué cosas están bien y qué cosas no al respecto de sus partes íntimas. Que tenga una autonomía personal suficiente, que sepa comprender que al baño debe ir solo y cerrar la puerta (El pudor o vergüenza tarda bastante más en aparecer que en niños sin el trastorno), deben tener claro cual son sus partes íntimas, que nadie debe tocarlas y que debe decir no o negarse a que nadie le toque. Es importante que estas conductas incluyan también a personas conocidas (recuerden que una gran parte de los abusos se dan con personas conocidas para el niño) A su vez, básico y fundamental, hay que educarlos en la sexualidad. Si no somos capaces de educarlos en un aspecto tan básico ellos mismos no sabrán entender muchas de las cosas que les pasan o pasarán (la adolescencia es una fase compleja y vulnerable de todos los chicos, y en el caso de los chicos con autismo también).
Por ejemplo, un buen momento para hablar o enseñar aspectos sobre sexualidad a sus hijos es ESTE. No espere a que llegue el momento adecuado, todos los momentos son adecuados. Los adolescentes con TEA deben saber todo lo relacionado con sexualidad, masturbación, privacidad, cosas adecuadas y cosas no adecuadas lo antes posible. Ellos no tienen otra forma de descubrir este aspecto básico de la vida que a través de sus padres, si ellos están bien educados en estos aspectos, sabrán que la acción de un abusador es mala y la rechazarán con todas sus fuerzas, y en la mayoría de los casos se evitarán males mayores.
No hemos encontrado estudios empíricos a día de hoy que nos hablen sobre cómo los abusos sexuales afectan de forma concreta a la conducta de niños y niñas con autismo. Tampoco hemos encontrado información sobre como intervenir al niño con autismo que ha sido abusado sexualmente, realmente hay muy poca información sobre este tema. Hace falta trabajar más en este tema para poder disponer de buenos protocolos de detección y atención al niño. Vamos a seguir trabajando en esta línea para dar más información de utilidad

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